Ha cambiado su piel en cada intento
de buscar a la alegría; y la experiencia,
le ha dado a sus años paz y ciencia
sin por ello haya reclamos ni lamentos.
No reniega ni de lloros ni tormentos,
todo hace a su acervo de vivencias,
de ninguna manera una carencia
este grande manojo de momentos.
Y en el saldo se inclina agradecido
porque vivir es vivir de cara al cielo
y humillado e hincado de rodillas
mojando con sus lágrimas el suelo
da gracias por lo bueno y por lo malo
adorando al que guarda sus anhelos.