martes, 17 de agosto de 2010

Nunca estás solo


Ha cambiado su piel en cada intento

de buscar a la alegría; y la experiencia,

le ha dado a sus años paz y ciencia

sin por ello haya reclamos ni lamentos.


No reniega ni de lloros ni tormentos,

todo hace a su acervo de vivencias,

de ninguna manera una carencia

este grande manojo de momentos.


Y en el saldo se inclina agradecido

porque vivir es vivir de cara al cielo

y humillado e hincado de rodillas


mojando con sus lágrimas el suelo

da gracias por lo bueno y por lo malo

adorando al que guarda sus anhelos.