lunes, 5 de julio de 2010


Permíteme que emprenda en el mapa de tu cuerpo
una nueva carretera que opaque a otros senderos
que trazados en antaño, no por viejos, verdaderos,
y se echarán a un costado, cediendo paso al deseo.


Que se revele el atisbo de un buen sueño sereno,
que te parta del asombro, el descubrir algo nuevo,
la admiración que te gane desechando por entero
aquella impuesta certeza de tener todo resuelto.


Que nueva corriente arrebate tu ilusorio cortejo
de ficciones que navegan por un quieto mar de espejo.
Las aguas ya no son mansas, son rebeldes, turbulentos
remolinos que la vida te va alcanzando y venciendo.


Solo deja que descubra, sin censuras ni tormentos
la borrasca agitada, que se guarece en tu pecho.
Y pugno por presentarme y devorar sentimientos
como lobo que en la estapa, divisa presa, de lejos.