viernes, 7 de mayo de 2010

El mendigo


En colaboración con Luis.

Que difícil es descubrir tu dulce alma,
hay un velo que la envuelve y aún espero
que en el punto final de este sendero
que me lleva hacia ti, me des la calma.
Porque tanto mi cuerpo necesita
reposarse en los pliegues de tu mano,
embriagarme en tu aroma de Afrodita
y moldearte con mis dedos de artesano.

Cuando creo que al fin podré alcanzarte
y penetrar en tus ojos delicados
como pícara traviesa me evitas
pues tus párpados tus cuencos ha cerrado.
Oh doncella misteriosa, me fascinas,
soy mendigo de de tus dones y favores;
dame algo de tu amor, que en danza esquiva
mutilando vas mi vida sin honores.