sábado, 5 de diciembre de 2009

¿Tengo el derecho?





¿Tengo el derecho de echar en mis versos
aquello que anima a mi confuso sentir?
¿Tengo el derecho de dejar en palabras
aquello que haga a otra alma abatir?

No se. Me pregunto si escojo fielmente
un canto a la mente o un ruin devenir.
Si elevo o rebajo con hondas pasiones
aquello que debo o no debo decir.

Y pido disculpas. Mi afán insolente
ha precipitado mi declamación
y, tal vez con ello, un daño he causado
dejando impregnado cruel tribulación.

Si acaso imprudente yo he socavado
un claro principio o una buena acción
soy reo de muerte, mi estrofa no vale,
la piedad me ampare, no tengo perdón.