lunes, 26 de octubre de 2009

Te espero

Te espero, aunque tú me hieras
con la indiferencia de tu amor dormido
a todo anhelo que mis ojos velan
y al paroxismo del amor vivido.

Pero no molesto, porque yo presiento
que no estás huyendo, estás distraído,
porque no concibo que hayas olvidado
todo aquel afecto que me has tenido.

Te espero, porque no te das cuenta
que, desamparada, de tu amor preciso,
y por lastimarme tú no harías nada
porque te conozco…y te necesito.


Y vuelvo a decirte, estás distraído,
las penas, quimeras, el tiempo perdido
no te da la fuerza de empezar de nuevo,
de luchar por mí, de luchar conmigo.

Te espero en silencio, mi boca callada
ya no reconviene a tu desvarío,
porque el resignarte a que no me ames
es un despropósito que te da castigo.

Te espero, te espero hasta que acabes
de romper obstáculos, darte por vencido,
cuando te desprendas de esa gran congoja
que te hiere el alma…y te miente alivio.