martes, 27 de octubre de 2009

Que raro que es este desvelo





En mi mente arrobada la porfía
Entre fuertes suspiros se estremece
Y no quiero aceptar, no me amanece
Aunque sea la doncella que confía.

En todo aquello que me dices
Que me ruegas, me alientas, me perjuras
Que eres esclavo de todas mis locuras
Y por ello tienes en el pecho cicatrices.

Te miro arrodillado en el suelo
Y mi cabeza, sobre mi cuerpo altiva
Más no por buscar alternativa
Ni siquiera por buscar consuelo.

Que raro que es este desvelo
Que me pide suplicante que te crea
Y el amor que nos tuvimos se recrea
Y me leva en el aire como un velo.

Y otra voz que me dice “no lo escuches”
Y atiendo sus motivos razonables
Por un momento me siento detestable
Que con el “si” y con el “no” indefenso luches.

Más en el fondo es la duda razonable
Que precede a la acción que has cometido
Y aunque vengas ahora arrepentido
No te puedo ver ya mas como confiable.

De todos modos quiero ser sensata
Y si bien tu traición me dejó herida
El amor que te tengo de sufrida
De no verte otra vez tu amor me mata.