domingo, 25 de octubre de 2009

¡Necios!

¡Necios!
Por no dejar en sus frentes
Una afrenta más magnánima
La de aquella que acompaña
Al error reconocido
Y aceptar el justo castigo
De aquello que han perpetrado
Con premeditación y alevosía
Sus conciencias acallaron.
¿NO hubiese sido mejor
Reparar el triste daño
Y sin sombra de falsía
Arrimarse arrepentidos
A la persona herida
Tras el hecho consumado?
¿NO tendría mas nobleza
Poder bajar la cabeza
En honesta humillación
Por la ofensa cometida
Y con toda valentía
Al hermano pedir perdón?
Pero en terca obcecación
Por no ver su arrogancia herida
Dan un giro temerario
A los hechos consumados.
Se acercan al ofendido
Y le preguntan dolidos
¿Por qué me has hecho tal daño?