Lo que por ti siento cuantas veces llamo
con mis pensamientos a un cruel tirano
que oprime mi yugo, mi ánimo cansa,
me tira por tierra, me quiebra la lanza,
me pone ataduras, me da bofetadas,
soy su holocausto que luego descarta.
Lo que por ti siento apenas alcanza
para darme cuenta que la espera es larga,
que mejor sería desatar las cabras
esas, que en corrales, están prisioneras
y dejarlas libres sobre un amplio prado
de fragante verde que bebe el rocío
que humedece al alba.
Para ser directa, tu sola presencia
me asfixia, me espanta.
Sentirme a las puertas de una esperanza,
perfume de pinos, aromas de vainas
que expelen al punto sus simientes mágicas;
la piel de la rosa, el viento en mi cara
anima mi canto, sosiega mis ansias.
¿Tanto hemos cambiado?
No crecimos… ¡nada!