Buscar a Dios no es buscar una aventura,
no es el místico trotar del vagabundo,
es sentir gran necesidad de lo profundo,
es ver con nuevos ojos y embelezo a la natura.
Es maravillarse del nacer y de estar vivo,
y reír por todo, y estar agradecido,
es sentirse despojado, pequeño y aún grande,
es caer de rodillas ante el Supremo,
creerse apreciado y también pleno
de que ya nada faltará, como era antes.
Es echar las ansiedades al abismo
sabiendo que si viene un cataclismo
una mano poderosa te sostiene con amor.
Es tomar un compromiso indubitable,
torcer de un giro tu destino impostergable
es buscar sentirse al fin, criatura del Señor.
Buscar al Creador, sobre todas esas cosas,
es rendirse a la evidencia milagrosa
de que el primero que te busca siempre es Dios.
no es el místico trotar del vagabundo,
es sentir gran necesidad de lo profundo,
es ver con nuevos ojos y embelezo a la natura.
Es maravillarse del nacer y de estar vivo,
y reír por todo, y estar agradecido,
es sentirse despojado, pequeño y aún grande,
es caer de rodillas ante el Supremo,
creerse apreciado y también pleno
de que ya nada faltará, como era antes.
Es echar las ansiedades al abismo
sabiendo que si viene un cataclismo
una mano poderosa te sostiene con amor.
Es tomar un compromiso indubitable,
torcer de un giro tu destino impostergable
es buscar sentirse al fin, criatura del Señor.
Buscar al Creador, sobre todas esas cosas,
es rendirse a la evidencia milagrosa
de que el primero que te busca siempre es Dios.