sábado, 7 de noviembre de 2009

No escuché el consejo




No escuché el consejo, fatal desatino,
Mis ojos lloraron hasta el infinito
Y no hubo marcha atrás a todo lo dicho
A todo este daño, al perjuicio fortuito.

Si hubiese esperado, quizás no estaría
Sumida en el llanto de tanto dolor
Hubiese disimulado toda esa torpeza
Y hubiese perdonado todo ese error.

Pero era muy joven, me creía muy sabia
Me pensaba llena de gran educación
Creí que con equidad tu yerro juzgaba
Ahora me doy cuenta que fue ofuscación.

Al fin, ya no importa aquello que has hecho
Si de todos modos, yo ya te perdí
Y pasados los años ¡cuánto me arrepiento!
De haberte alejado, esa vez, de mí.