martes, 27 de octubre de 2009

Sainete




Una mujer va gastando
Sus años en triste espera
Que un hombre que es casado
A sus amores ceda.

Pero el moderno proxeneta
Se apoderó de su esencia
Que manipula y obliga
A que viva de apariencias.

Ella lo ve cuando él puede,
Cuando le sobra el tiempo
Y en los ratos que lo tiene
Procura darle contento.

Ella ama enloquecida
A un amor que la daña
Y haciendo caso omiso
Él en nada la acompaña.

Cualquier excusa es válida
Para no dejar de verlo
Y se engaña en una pálida
Esperanza si sustento.

La mujer del hombre casado
Lo sabe todo y artera
A la amante de su esposo
Con falsía la tolera.

Ella también es esclava
De una pérfida farsa
Que malvada sobrelleva
E infeliz la enmascara.

Y dan mucha pena los tres
Que componen este sainete
Que ni para tragedia alcanza
Ni para comedia promete.