Qué suaves las palabras que pronuncias en voz baja,
se deslizan abriendo surcos, como una navaja,
que rompen la coraza de cualquier indiferencia
a un ritmo sostenido, que no admite interferencia.
Como turban tus señales que en los minutos crecen,
animando a mis deseos y los desacuerdos perecen,
no dando tregua jamás a la duda que me ataja.
Qué dulces son las palabras que susurras en voz baja.
se deslizan abriendo surcos, como una navaja,
que rompen la coraza de cualquier indiferencia
a un ritmo sostenido, que no admite interferencia.
Como turban tus señales que en los minutos crecen,
animando a mis deseos y los desacuerdos perecen,
no dando tregua jamás a la duda que me ataja.
Qué dulces son las palabras que susurras en voz baja.