lunes, 26 de octubre de 2009

¡Déjalo, infeliz!

¡Déjalo, infeliz! Y acalla ya tu llanto,
para aquello que la vida hoy te niega
usa la razón, y no el espanto ,
y sacude esa modorra lastimera.

¿Qué parte no entendiste? Dime;
que en noches de juergas trasnochadas
esa flor se trasplantó a otros jardines
y a ti no te dejó ni una excusa ni más nada.

Tan pedestre son tus gimes quejumbrosos
que no llega a una cuota de alto cielo .
Tus reclamos son por ende desastrosos
como necios pueden ser hoy tus desvelos.

Si en verdad buscas que la vida te conforte
mejor es que reclames un destino
donde al próximo doncel que te haga la corte
no lo elijas con premura y desatino.

Busca hidalgo…que tu nombre honre,
busca señor…para que seas su dueña,
busca varón…para que en él te ampares,
y busca hombre…con los pies en tierra.

Si no lo entiendes ¡allá tú! prosigue,
y procúrale a tu vida desencantos,
y al próximo marrano al que aspires
dale tu energía, tu sudor y tus quebrantos.